Carmen Santana
En realidad, el estreno de Ingrid Betancor en la tele nacional se produjo en las postrimerías de Las mañanas de Cuatro, cuando el programa que presentaba Concha García Campoy estaba a punto de terminar su ciclo por el desembarco en la cadena del grupo de Telecinco. Ahora, y desde hace una semana, comparte con Ares Teixidó tareas de reportera en No le digas a mamá que trabajo en la tele, el relevo de Florentino Fernández 'Flo' en la cadena para las sobremesas de Cuatro. Con Goyo Jiménez, Lorena Castell y Dani Rovira, el nuevo espacio de humor y entretenimiento fue apadrinado en su estreno por Kiko Rivera, el hijo de Isabel Pantoja.
- A propósito de No le digas a mamá que trabajo en la tele, ¿cómo se tomaron tu madre y tu familia que quisieras trabajar en la televisión?
- Para trabajar en esto tienes que amar este mundo, que aceptar sus reglas y sus circunstancias siempre, como si acabases de empezar. Cuando dije en casa que me quería dedicar a esto no se lo creyeron mucho. Mi familia se lo tomó como si fuera un típico capricho que a uno se le mete de repente y no lo tomaron como algo serio. Y eso que tengo familiares que se dedicaban a esto. Mi tía abuela es Rosi Jorge, una de las presentadoras veteranas de la televisión en Canarias. Con el tiempo, y cuando empezaron a ver mi trabajo, se dieron cuenta que sí, que iba en serio y lo aceptaron.
- ¿Cómo y cuándo te sedujo la tele?
- Fue a los 18 años, cuando empecé el primer año de Publicidad y Relaciones Públicas. Supe que lo que quería era hacer Periodismo. Tenía como referencia a una presentadora canaria, Claudia Rodríguez, que presentaba en MTV en Estados Unidos. Y, luego, me quedé prendada de Rocío Madrid, una colaboradora de Crónicas marcianas. Me apasionaba su manera de hacer televisión, ella me encantaba. Y me dije: quiero trabajar en televisión.
- ¿Cuántos años ya en la pequeña pantalla?
- Llevo en el medio periodístico tres años. Empecé en Canariasahora.com, haciendo prácticas, y después me fui a Canal 9. En la tele también trabajé en Antena 3 Canarias y en la Autonómica.
- ¿Cómo se siente una a los pocos días de estrenar un programa? ¿Hubo muchos nervios el primer día?
-Muchos nervios, no. Yo me pongo nerviosa después de salir en el programa, antes del estreno, no. Es curioso pero los nervios me vienen una vez ha tenido lugar mi aparición y necesito verla, saber la opinión del director y cómo ha salido todo. Me quedo muy satisfecha cuando el equipo se ha quedado contento. Porque, claro, en un programa la gente recuerda las caras de los presentadores, que son los que se ven ante las cámaras. Pero no las de toda la gente que hay detrás. En este sentido, a mí lo que más me duele es decepcionar a la gente del equipo. Por eso me gusta que salga todo bien, por mi trabajo y por el de toda la gente que está detrás y trabaja mucho también. En este programa somos unas sesenta personas, imagínate poner en marcha cada día a tal cantidad de gente.
- Eres una de las reporteras del programa. ¿Te gusta estar más en la calle que en el plató?
- Por ahora estoy con encuestas, aunque el jueves me tocó ir a los Sanfermines. Mi experiencia en este momento ha sido buena y siempre suelo quedarme con los aspectos positivos de lo que hago. En el caso de las críticas, también las he recibido buenas pero yo prefiero conocer primero los aspectos negativos para intentar corregirlos y mejorar. Soy siempre perfeccionista y muy exigente.
- Eres reportera joven pero también experimentada. ¿En qué te ha ayudado para tu trabajo actual el haber pasado por un programa como Las mañanas de Cuatro?
- Antes de eso estuve en Antena 3 Canarias, y formé parte del equipo de El gusto es mío, como redactora, de la Televisión Canaria. En Las mañanas de Cuatro también pasé por la sección de sociedad pero estuve poco tiempo por que ya era la última etapa del programa. En fin, yo creo que todo, realmente, te ayuda a coger soltura, a resolver situaciones adversas, situaciones diferentes en la calle, a tener que aprender desde cómo trabajar una noticia que afecta a una familia que se encuentra en la calle por un desahucio, a irte a un photocall a preguntarle a un famoso. Son cosas diferentes, no les preguntas lo mismo porque cada noticia tiene un contexto concreto. Así que todo te ayuda a afrontar diferentes situaciones como profesional.
- ¿Cuál crees que ha sido tu mejor escuela para el reporterismo que haces ahora?
- Te diría que todos los medios y los programas por los que he pasado. Cada uno me ha dado algo diferente por que cada uno de ellos lo fue y la aportación ha sido diversa para, como digo, afrontar ahora situaciones en las que puedo aplicar lo aprendido en ellos, y para continuar aprendiendo.
- Copresentadora y redactora del programa 'Plató Las Palmas', de Nueve Televisión, ¿encuentras diferencias sustanciales entre la tele que se hace aquí, la local, y la que se hace en las cadenas nacionales?
- No. Creo que la única diferencia es la temática. Cuando estás en una cadena nacional abarcas asuntos que no afectan muchas veces a una comunidad concreta. Hay noticias que tienes la ventaja de poder tocarlas en un medio nacional por que también es bonito poder abordar una materia que afectar a más gente en España, y no sólo a una comunidad autónoma.
- ¿Qué es ser una reportera con chispa?
- (Risas). Ese fue, realmente, un apelativo que me pusieron en un titular de una entrevista que me hicieron hace algún tiempo. A mí me gustó, la verdad, aunque no sé si de haber sido yo la redactora hubiese titulado así. No sabría explicar qué sentido le quisieron dar con exactitud por que no se por qué les resulté una reportera "con chispa". Ya he dicho que soy una profesional bastante perfeccionista y muy crítica con mi trabajo. Pero, no obstante, me considero una periodista natural e intento aportar frescura a mi trabajo. Y en eso coincide mucha gente que me dice que me ve muy espontánea y con cierto desparpajo.
- ¿Con qué tipo de gente te tropiezas cada día en la calle?- De toda clase. Los hay que se paran cuando les pides su participación en la encuesta y, cuando le colocas el micrófono delante te plantan un "no" contundente y siguen su camino. Otros que, sencillamente, ni te hacen caso, pero también te encuentras con personas que responden de forma amable a las preguntas. Hay que tener en cuenta en todo esto, sin embargo, que hay gente a la que le da mucha vergüenza ponerse ante una cámara y responder a algo inesperado que le formula un equipo de reporteros en plena calle. No todo el mundo está dispuesto. También hay otro grupo de personas a las que les gusta mucho, no tanto participar, como mirar a la gente que es entrevistada. Sienten curiosidad por ver cómo se hace esa parte de un programa y cómo trabajamos, cómo es el mundo de la televisión desde otra cara que no es la del salón de su casa.
- ¿Y cómo es un día de trabajo en este nuevo programa?
- Normalmente, empieza a las nueve de la mañana, cuando empiezan a maquillarme y peinarme para salir a grabar. Luego salimos el equipo y, aunque depende del tipo de reportaje y la encuesta, tardamos unas dos horas en completarlo. Después hay que montarlo y vuelvo a prepararme y vestirme para entrar en plató y presentarlo. Antes de eso, como es lógico, hay una lectura de guión y de preparación de los contenidos del programa. Después hay que preparar lo del día siguiente.
- ¿Cuál dirías que es tu toque personal, tu sello que identifica el trabajo en las encuestas que haces cada día?
- Quizá mi estilo de trabajar lo describe la igualdad de trato a las personas a las que me dirijo en la calle, cuando con el equipo hacemos las encuestas. Es como cuando hablas con alguien que conoces: un tono muy coloquial, muy normal y siempre presidido por el respeto a la gente. Se intenta ser cercano, educado y que las personas se sientan, también y sobre todo, cómodas. Porque, encima de que se busca la colaboración para aportar sus opiniones al programa, no veo que haya otra manera de hacerlo si no es siempre con respecto y buenas formas.
- Programa nuevo y recién estrenado significa nada de vacaciones de verano. Vas a tenerlo que pasar, literalmente, con el micrófono en la mano y ante la cámara.
- Sí, espero trabajar todo el verano porque el programa apenas lleva una semana en emisión y tenemos muchas expectativas con él.
- ¿Cómo piensas combatir, entonces, los rigores de la estación en Madrid?- Pues me iré algunos fines de semana a Las Palmas. Se echan de menos muchísimas cosas: la gente, el clima, las amigas, los amigos, la familia.
- Y entre viaje y viaje a la playa, y fuera de tu trabajo, ¿qué otras cosas te tiran?
- Soy una manitas en la cocina, me encanta cocinar. La lasaña de carne me sale fenomenal. Eso, al menos, dice mi chico. Además, también me gusta ir al gimnasio y a la piscina a nadar. Eso cuando tengo tiempo, claro.
- A propósito de No le digas a mamá que trabajo en la tele, ¿cómo se tomaron tu madre y tu familia que quisieras trabajar en la televisión?
- Para trabajar en esto tienes que amar este mundo, que aceptar sus reglas y sus circunstancias siempre, como si acabases de empezar. Cuando dije en casa que me quería dedicar a esto no se lo creyeron mucho. Mi familia se lo tomó como si fuera un típico capricho que a uno se le mete de repente y no lo tomaron como algo serio. Y eso que tengo familiares que se dedicaban a esto. Mi tía abuela es Rosi Jorge, una de las presentadoras veteranas de la televisión en Canarias. Con el tiempo, y cuando empezaron a ver mi trabajo, se dieron cuenta que sí, que iba en serio y lo aceptaron.
- ¿Cómo y cuándo te sedujo la tele?
- Fue a los 18 años, cuando empecé el primer año de Publicidad y Relaciones Públicas. Supe que lo que quería era hacer Periodismo. Tenía como referencia a una presentadora canaria, Claudia Rodríguez, que presentaba en MTV en Estados Unidos. Y, luego, me quedé prendada de Rocío Madrid, una colaboradora de Crónicas marcianas. Me apasionaba su manera de hacer televisión, ella me encantaba. Y me dije: quiero trabajar en televisión.
- ¿Cuántos años ya en la pequeña pantalla?
- Llevo en el medio periodístico tres años. Empecé en Canariasahora.com, haciendo prácticas, y después me fui a Canal 9. En la tele también trabajé en Antena 3 Canarias y en la Autonómica.
- ¿Cómo se siente una a los pocos días de estrenar un programa? ¿Hubo muchos nervios el primer día?
-Muchos nervios, no. Yo me pongo nerviosa después de salir en el programa, antes del estreno, no. Es curioso pero los nervios me vienen una vez ha tenido lugar mi aparición y necesito verla, saber la opinión del director y cómo ha salido todo. Me quedo muy satisfecha cuando el equipo se ha quedado contento. Porque, claro, en un programa la gente recuerda las caras de los presentadores, que son los que se ven ante las cámaras. Pero no las de toda la gente que hay detrás. En este sentido, a mí lo que más me duele es decepcionar a la gente del equipo. Por eso me gusta que salga todo bien, por mi trabajo y por el de toda la gente que está detrás y trabaja mucho también. En este programa somos unas sesenta personas, imagínate poner en marcha cada día a tal cantidad de gente.
- Eres una de las reporteras del programa. ¿Te gusta estar más en la calle que en el plató?
- Por ahora estoy con encuestas, aunque el jueves me tocó ir a los Sanfermines. Mi experiencia en este momento ha sido buena y siempre suelo quedarme con los aspectos positivos de lo que hago. En el caso de las críticas, también las he recibido buenas pero yo prefiero conocer primero los aspectos negativos para intentar corregirlos y mejorar. Soy siempre perfeccionista y muy exigente.
- Eres reportera joven pero también experimentada. ¿En qué te ha ayudado para tu trabajo actual el haber pasado por un programa como Las mañanas de Cuatro?
- Antes de eso estuve en Antena 3 Canarias, y formé parte del equipo de El gusto es mío, como redactora, de la Televisión Canaria. En Las mañanas de Cuatro también pasé por la sección de sociedad pero estuve poco tiempo por que ya era la última etapa del programa. En fin, yo creo que todo, realmente, te ayuda a coger soltura, a resolver situaciones adversas, situaciones diferentes en la calle, a tener que aprender desde cómo trabajar una noticia que afecta a una familia que se encuentra en la calle por un desahucio, a irte a un photocall a preguntarle a un famoso. Son cosas diferentes, no les preguntas lo mismo porque cada noticia tiene un contexto concreto. Así que todo te ayuda a afrontar diferentes situaciones como profesional.
- ¿Cuál crees que ha sido tu mejor escuela para el reporterismo que haces ahora?
- Te diría que todos los medios y los programas por los que he pasado. Cada uno me ha dado algo diferente por que cada uno de ellos lo fue y la aportación ha sido diversa para, como digo, afrontar ahora situaciones en las que puedo aplicar lo aprendido en ellos, y para continuar aprendiendo.
- Copresentadora y redactora del programa 'Plató Las Palmas', de Nueve Televisión, ¿encuentras diferencias sustanciales entre la tele que se hace aquí, la local, y la que se hace en las cadenas nacionales?
- No. Creo que la única diferencia es la temática. Cuando estás en una cadena nacional abarcas asuntos que no afectan muchas veces a una comunidad concreta. Hay noticias que tienes la ventaja de poder tocarlas en un medio nacional por que también es bonito poder abordar una materia que afectar a más gente en España, y no sólo a una comunidad autónoma.
- ¿Qué es ser una reportera con chispa?
- (Risas). Ese fue, realmente, un apelativo que me pusieron en un titular de una entrevista que me hicieron hace algún tiempo. A mí me gustó, la verdad, aunque no sé si de haber sido yo la redactora hubiese titulado así. No sabría explicar qué sentido le quisieron dar con exactitud por que no se por qué les resulté una reportera "con chispa". Ya he dicho que soy una profesional bastante perfeccionista y muy crítica con mi trabajo. Pero, no obstante, me considero una periodista natural e intento aportar frescura a mi trabajo. Y en eso coincide mucha gente que me dice que me ve muy espontánea y con cierto desparpajo.
- ¿Con qué tipo de gente te tropiezas cada día en la calle?- De toda clase. Los hay que se paran cuando les pides su participación en la encuesta y, cuando le colocas el micrófono delante te plantan un "no" contundente y siguen su camino. Otros que, sencillamente, ni te hacen caso, pero también te encuentras con personas que responden de forma amable a las preguntas. Hay que tener en cuenta en todo esto, sin embargo, que hay gente a la que le da mucha vergüenza ponerse ante una cámara y responder a algo inesperado que le formula un equipo de reporteros en plena calle. No todo el mundo está dispuesto. También hay otro grupo de personas a las que les gusta mucho, no tanto participar, como mirar a la gente que es entrevistada. Sienten curiosidad por ver cómo se hace esa parte de un programa y cómo trabajamos, cómo es el mundo de la televisión desde otra cara que no es la del salón de su casa.
- ¿Y cómo es un día de trabajo en este nuevo programa?
- Normalmente, empieza a las nueve de la mañana, cuando empiezan a maquillarme y peinarme para salir a grabar. Luego salimos el equipo y, aunque depende del tipo de reportaje y la encuesta, tardamos unas dos horas en completarlo. Después hay que montarlo y vuelvo a prepararme y vestirme para entrar en plató y presentarlo. Antes de eso, como es lógico, hay una lectura de guión y de preparación de los contenidos del programa. Después hay que preparar lo del día siguiente.
- ¿Cuál dirías que es tu toque personal, tu sello que identifica el trabajo en las encuestas que haces cada día?
- Quizá mi estilo de trabajar lo describe la igualdad de trato a las personas a las que me dirijo en la calle, cuando con el equipo hacemos las encuestas. Es como cuando hablas con alguien que conoces: un tono muy coloquial, muy normal y siempre presidido por el respeto a la gente. Se intenta ser cercano, educado y que las personas se sientan, también y sobre todo, cómodas. Porque, encima de que se busca la colaboración para aportar sus opiniones al programa, no veo que haya otra manera de hacerlo si no es siempre con respecto y buenas formas.
- Programa nuevo y recién estrenado significa nada de vacaciones de verano. Vas a tenerlo que pasar, literalmente, con el micrófono en la mano y ante la cámara.
- Sí, espero trabajar todo el verano porque el programa apenas lleva una semana en emisión y tenemos muchas expectativas con él.
- ¿Cómo piensas combatir, entonces, los rigores de la estación en Madrid?- Pues me iré algunos fines de semana a Las Palmas. Se echan de menos muchísimas cosas: la gente, el clima, las amigas, los amigos, la familia.
- Y entre viaje y viaje a la playa, y fuera de tu trabajo, ¿qué otras cosas te tiran?
- Soy una manitas en la cocina, me encanta cocinar. La lasaña de carne me sale fenomenal. Eso, al menos, dice mi chico. Además, también me gusta ir al gimnasio y a la piscina a nadar. Eso cuando tengo tiempo, claro.
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